Pequeña guía para hablar con los árboles

Pequeña guía para hablar con los árboles #

La meditación es la única revolución posible.

Nada ocurre fuera de la naturaleza. Una estación de metro a 100 metros de profundidad es natural tanto como un bosque o los nidos de los pájaros. Creernos separados de la naturaleza es un síntoma de nuestra ceguera que se extiende a todos los ámbitos de nuestra vida. Es la expresión del ego. La misma que nos puede hacer creer que un palestino es diferente de un israelí.

Necesitamos el ego para protegernos y para desarrollar la individualidad1, pero hemos perdido el equilibrio. Creer que desde la mente racional y la individualidad podemos resolverlo todo es un error “moderno”, pero no tiene que ser un error fatal. Todavía podemos recuperar nuestras capacidades sensibles que van más allá de la mente racional y reconectar con nuestra esencia que está intrínsecamente vinculada con la vida.

La vida es un pulso que vibra desde el Big Bang, o el Om, en cada uno de nosotros. Esa vida es, también, un puente para hablar con los otros seres que nos acompañan. Sentir la vida en nosotros es un paso para sentirla moviéndose entre nosotros.

Escuchar el bosque #

La invitación no es volver a una naturaleza idealizada y separada de lo humano, sino volver a la vida. A conectar con el impulso interno de vivir y establecer un diálogo con los otros seres a través de ese movimiento que nos mece a todos y que podemos oír en el silencio. La vida nos guiará a un equilibrio.

El bosque es un lugar repleto de vida y sabiduría. Allí es más sencillo sentir esa vida fluyendo a nuestro alrededor. Los árboles, el fluir del agua, las plantas de todos los tamaños y los animales que habitan el espacio son un constante flujo de vida2.

Dejar que el mensaje codificado de la sabiduría de la vida se cuele en una obra es un camino para que el arte despierte conciencia. Este camino se basa en la meditación y la intuición como guías en una conversación con la vida, donde podemos aprender, pedir guía o dejarnos llevar. Si nos dejamos inundar de vida nuestras acciones se alinearán hacia el equilibrio y la regeneración.

Meditación #

No se puede sentir un beso en un verso: nunca será un beso. El mejor poeta podrá evocar un recuerdo. Si no has besado antes serán palabras vacías.

La meditación o la vida no se pueden describir con palabras. Hay que experimentarlas.

Si somos afortunados como artistas podemos evocar el anhelo para que quién nos oiga sienta el impulso de vivir, o meditar.

Preparación #

En esta forma de meditación, la comodidad es muy importante. Si la postura causa algún dolor, puedes intentar entrar allí por un momento, escuchar lo que sientes y ver si el dolor se disuelve. Si esto lleva demasiado tiempo o no sabes cómo hacerlo, cambia la postura para estar más cómodo, tantas veces como sea necesario, siempre que esto no te distraiga demasiado. Si no puedes evitar el dolor, deja la práctica. Tal vez mañana sea más fácil. No hay prisa.

Respira como lo sientas, por nariz o boca, combinando. Es más importante prestar atención a cómo respiras que dirigir la respiración. Buscamos una actitud de escucha.

Al finalizar la sesión puedes querer escribir o dibujar. Ten a mano tu libreta.

Si vas a hacer la meditación en un lugar con poca conexión puedes descargar la guía o seguirla en YouTube. (Enlaces pendientes)

Si tienes cristales de cuarzo los puedes utilizar. Si conoces Tameana, es una oportunidad para hacer un triángulo y activar el símbolo Hanena.

Piensa la intención, la pregunta que quieres hacer al bosque, puede ser cualquier cosa, sobre qué quieres hablar con la vida.

Las direcciones de la atención #

Cuando nos hablan de meditación, casi siempre se refieren a una práctica de atención hacia adentro. Vipassana y el mindfulness van en esta dirección.

Para explicar esta técnica, me gusta usar las enseñanzas de Shatro sobre las 4 anclas. Estas anclas nos ayudan a encontrar un lugar donde poner la atención y diluir el pensamiento textual.

La naturaleza de la mente racional es regresar constantemente a ese pensamiento textual. Esto no es un problema, pasará siempre. Sin juicio ni “castigo”, intentaremos, amablemente, volver la atención a las anclas. La práctica consiste en regresar la atención a las anclas una y otra vez. Si podemos mantener la atención en varias o en todas al mismo tiempo, mejor.

Las anclas son: el cuerpo, la conciencia en la respiración, los sonidos y la conciencia del espacio interior (interocepción).

Volver una y otra vez a las anclas es el trabajo.

Una vez que hemos alcanzado una relativa tranquilidad hacia adentro, podemos abrir los ojos lentamente, dejar que el mundo entre en nosotros y sentir que somos el mundo, cambiando la dirección hacia afuera.

Al abrir los ojos, usamos la mirada ampliada. Esto consiste en expandir la atención a la mayor parte del campo visual que podamos abarcar. Un ejercicio que ayuda a desarrollar esta mirada es:

  1. Extiende los brazos directamente frente a ti con los pulgares hacia arriba, justo delante tuyo.
  2. Lentamente, abre los brazos hacia los lados mientras mantienes la vista en ambos pulgares.

No se trata de competir para ver hasta dónde llegas; el propósito es explorar y ampliar la atención.

La mirada ampliada es la quinta ancla.

Podemos elegir qué parte del exterior queremos escuchar más, como si sintonizáramos nuestra atención. Lo que sucede fuera siempre ocurre también dentro, pero algunas cosas son más fáciles de percibir externamente.

La energía, la vida, o como se le quiera llamar (chi, ki, prana, aliento de vida, etc.), suele percibirse como una onda o una ola. A veces se manifiesta como calor, especialmente a través del tacto. Lo interesante es que no es una nota única, sino una sinfonía.

Muchos creen que hubo una nota original de la que todas las demás son resonancias armónicas (el Om, el Verbo que se hace carne, el Big Bang, etc.).

Cristina Ratti usa la analogía del mar para explicar esta sinfonía de movimientos:

  • Las olas en la superficie: rápidas, más o menos fuertes, siempre en constante cambio.
  • Las corrientes, a unos metros de profundidad: movimientos más lentos y con direcciones más estables.
  • La marea: más lenta aún, con diferencias que pueden abarcar varios metros según la observación, silenciosa pero poderosa.
  • Las profundidades del océano: un espacio de quietud dinámica, oscuro y aparentemente inmóvil, pero lleno de vida y movimiento.

Escuchar al otro #

Cuando hemos alcanzado una tranquilidad interior y hacemos el cambio hacia al exterior podemos sintonizarnos con el otro, el bosque, un árbol, un animal u otra persona.

El bosque #

El bosque es una red de vida que conecta a muchos seres y se extiende más allá de lo que podemos ver. Realmente cada bosque, cada árbol nos conecta con toda la vida del planeta.

En el ir y venir de tu respiración, si tienes algo que preguntar, hazlo. Luego, olvida la pregunta y evita esperar una respuesta con demasiada ansiedad. La respuesta llegará en su momento: tal vez en el instante, o más tarde, cuando estés cocinando, duchándote o incluso soñando.

Las respuestas suelen hablar en símbolos, seguramente no sean palabras. Pueden llegar como recuerdos inusuales, imágenes o sensaciones en el cuerpo. A veces, aparecen canciones que no recordabas y cuyo mensaje se revela al leer la letra. Si las respuestas son rápidas o abundantes, es útil anotarlas: lo que viste y cómo lo interpretaste.

Si te abres a escuchar sin hacer preguntas, puede que recibas mensajes para otros. En esos casos, sabrás que tienes que contarle algo a alguien o llamarlo.

El/la compañero/a #

Al igual que con el bosque, podemos conectar con otro ser humano. De hecho, es algo que estamos haciendo constantemente, aunque no siempre seamos conscientes de ello.

Para leer sobre cómo conectar con otros seres puedes seguir leyendo aquí.

Guía paso a paso #

Antes de empezar #

Asegura tu comodidad en el lugar donde harás la meditación. Puedes practicar la mirada expandida entes de empezar. Puede ser útil que tengas una libreta, después de la sesión puedes querer escribir o dibujar.

Puedes seguir las instrucciones descargando la guía en audio o, si tienes conexión, en YouTube.

Hacia dentro #

Siéntate cómodo/a, si tienes una intención es el momento de recordarla. Si haces la práctica para hacer preguntas el momento será conectar con el bosque.

Comienza a llevar tu atención a las anclas.

Ancla 1 - Sentir el cuerpo #

  1. Peso del cuerpo siendo atraído por la gravedad: Tierra.
  2. Tendencia natural de la columna a estirarse y estar más cómoda recta, permitiendo una mejor inspiración: Cielo.

Puedes usar cualquier secuencia de “exploración” corporal. Una posibilidad sería dirigir la conciencia hacia:

  1. Los pies.
  2. Las piernas.
  3. El pecho.
  4. La postura de la espalda.
  5. La cabeza.
  6. Repite la misma secuencia sólo en el lado derecho.
  7. Luego en el lado izquierdo.
  8. La columna y su conexión con el cielo.
  9. Vuelve a la percepción de todo el cuerpo.

Ancla 2 - La conciencia de la respiración #

  1. Inhalación: vida, energía, vitalidad.
  2. Exhalación: dejar ir, relajarse, muerte.

Cada vez que inhalamos, la vida entra en nosotros. Cada vez que exhalamos, la vida sale de nosotros y dejamos ir: tensiones, ideas, el cuerpo… Morimos… y volvemos a nacer en la siguiente inhalación.

Ancla 3 - Sonido #

  1. Sonidos: ninguno es mejor que otro.
  2. Silencio: el espacio entre los sonidos.

Intenta escuchar todo lo que sucede a tu alrededor, cerca y lejos. No importa dónde estés. Amplía tu percepción hacia los detalles, tanto próximos como distantes. Luego, si puedes, escucha el silencio entre los sonidos.

Ancla 4 - Sentir el espacio interior #

  1. De la forma a lo sin forma.
  2. De la piel al espacio.

Hacia afuera #

Abre los ojos suavemente y deja entrar la luz despacio. Abre la mirada ampliada.

Ahora, nuestra atención está simultáneamente dentro y fuera: en la respiración, las sensaciones, los sonidos, el cuerpo y la totalidad de lo que podemos ver.

Imagina que entras en esa conexión. Percibe sus formas, sus colores. Respira profundamente y deja que esa vida entre en ti: los olores, los sonidos, una gota, una hoja que cae cerca o sobre ti. El tiempo del bosque es diferente.

Abre tu corazón con cada inspiración y permite que la vida de afuera se encuentre con la vida de adentro. Tú eres el bosque, tú eres la vida. Todo está en ti, solo necesitas recordarlo. Nunca ha estado en otra parte.


  1. Desarrollar la individualidad en algunas corrientes espirituales es considerado el deber de nuestra encarnación, para aportar una luz que complemente el espectro en la unidad. Que el alma encuentre una forma de brillar en resonancia y armonía con los otros cumpliendo su camino es posible con cierto grado de individualidad. ↩︎

  2. El flujo existe en las ciudades, pero tiene demasiado “ruido” humano. La ciudad nos lleva más fácilmente hacia el discurso de la mente racional. ↩︎