Pido claridad para el rumbo en todos los aspectos.
En la conversación entro en mucho dolor y lloro mucho. Queda claro que tengo que soltar todo. Veo que muchos vínculos ya no existen. Simplemente la conexión con algunas personas ya no está ahí. La desconexión fue muy evidente el día 20-11, al volver de Roma.
Al “caer” rompo las gafas. Más tarde durante el día sigo rompiendo cosas, tropezándome, viendo como se me caen las cosas de las manos…
La meditación acaba tranquila, con claridad.